lunes, 13 de agosto de 2012

Bolero de fuego...


Bajo la capucha solo alcanzaba a ver la espalda de cuantos estaban frente a mi. Me gire ligeramente para ver los rostros que me rodeaban, pero no encontre nada humano en aquellos seres. Ni una cara, ni una expresion. Algo similar a una corteza de arbol, se adivinaba bajo las capuchas. Una superficie oscura y rugosa, recordaba las facciones de un rostro. No habia nariz ni boca. Tampoco ojos. Solo habia muerte. Muerte y oscuridad.

Con  resignacion alce la mano para palparme el rostro, cerciorandome de lo que ya sabia. Era uno mas. Otra capucha sin rostro.

Entendi que estabamos ahi porque no habia otro sitio. y pese a todo ,no terminabamos de estar. No eramos enteramente nosotros.  Eramos esa parte que escondemos, conscientes de que nadie debe ver jamas. Esa parte de la que todos rendiremos cuenta al mas alla. Ante algo mas elevado. Quizas ante nosotros mismos.

Todos cubiertos en sombras mirabamos en una misma direccion. Mirabamos sin ver. Conformabamos un manto oscuro que se cernia mas alla de los limites de la razon. No habia sitio para la logica. Tampoco lo habia para el cielo, ni horizonte. En su lugar habia una oscuridad ardiente. Una oscuridad que escupia llamas. Un paisaje aterrador que se perdia bajo la Mirada de un ejercito de ciegos. Un ejercito que no tenia principio ni final. Una alfombra negra que tapizaba el inframundo.

Un cuerno sono en la lejania, y al instante todos erguimos las cabezas en respuesta a la llamada. El mas alla nos esperaba. Cuando el cuerno dejo de bramar, todos empezaron a marchar al unisono, hacia una nueva luz que brillaba en el mas alla.  En las llamas.

Sin terminar de entender el porque, me encontre a mi mismo marchando. Eramos un desfile de almas descarriadas. Una trasumancia enferma. Nadie decia nada. Solo marchabamos.

Atras dejabamos una oscuridad que al contraste con el fuego, se hacia azul. Solo yo miraba hacia aquella oscuridad de tanto en cuando. Notaba las miradas de todos los espectros que tenia detras. Eran mas que miradas. Notaba su desaprobacion y su recelo. Eran sentimientos atrapados. Por eso no teniamos rostro. Por eso no teniamos voz. No hacia falta. De algun modo podias sentir lo que todos sentian. No se podia ocultar nada. Nuestra aura estaba desnuda, a la vista de todos. Aquellos, rostros, aquella capucha, tan solo era una carcasa para los sentmientos que habiamos acumulado durante los annos en la superficie.

Seguimos marchando. Infatigables, no cedian el ritmo ante nada. En sus auras solo veia perseverancia y obstinacion. Una respuesta ciega a la llamada. Nadie parecia saber a donde nos dirigiamos o que nos esperaba mas alla, pero eso no parecia importarles. Su determinacion era inquebrantable. En mi, sin embargo las preguntas se hacian cada vez mas audibles. Imposible de obviarlas por mas tiempo, pense en detenerme, pero cuando estaba apunto de hacerlo, vi un Puente a lo lejos.

Era un Puente de piedra, fino y esbelto que se elevaba sobre las llamas y se perdia entre ellas, mas alla del horizonte. Por el, de uno en uno, continuaba su paso la procesion. Aquello era infinito.

Avance unos metros mas, intentando alcanzar a ver a donde podia llevar aquel Puente, pero alli solo habia fuego. El Puente no unia dos puntos. El Puente era el punto en cuestion. El camino a recorrer. Su longitud y su estrechez me asfixio. Por fin me detuve. O al menos lo intente.

La marcha me arrastraba.  Apenas tenia espacio para girarme y ponerme de cara a la corriente. Antes de que pudiera terminar de darme la vuelta vi que el encapuchado que iba delante de mi, tambien se habia parado, y me miraba. Al igual que antes habia podido notar todos los reproches que mis dudas generaban en las auras de cuantos me rodeaba, en ese aura vi comprension.

Aunque seguia recibiendo los embites de la masa que chocaban contra mi espalda, toda mi atencion estaba sumida en el aura de aquel encapuchado. El sentimiento de comprension dio paso a recuerdos. Mi infancia, momentos felices y de complicdad con mis seres queridos se amontonaban en el interior de aquella carcasa de aspecto infernal. Una mueca se dibujo en aquel rostro de madera, y en aquellas hendiduras que recordaban a las cuencas de unos ojos, pude ver un rayo de bondad.  Alzando un brazo de debajo de la capa me tendio una mano. Era una mano negra y fria. Poco me importo. El gesto misericordioso de aquella mano mortecina calo hondo en mi atormentado ser.  Senti el carinno de mi madre, el respeto de mi padre, la complicidad de mis hermanas, el calor de mis amadas, la lealtd de mis amigos…

 La fuerza que me dio aquel gesto, fue la misma que me permitio no corresponderlo. La mano seguio tendida durante mucho tiempo, como si de un pulso se tratase. Me dolio tanto no cogerla… Pero no. Ese no era el camino,  no el mio. Una vez mas un brillo de comprension cruzo aquella mascara. Note como una fuerza piadosa se cernia sobre mi, y entendi que era el momento de marchar.

Me di media vuelta y empece a andar a contracorriente, en pos de la oscuridad. Hacia lo desconocido. 

Solo una vez mire para atras, en busca de aquel espectro amigo, pero todo lo que pude ver fueron sombras marchando hacia las llamas de las que yo me alejaba…

domingo, 12 de agosto de 2012

Noche en Flores...

Canto a la luna,
pero no hay respuesta.

Hace tiempo
que dejamos de escucharnos.

Yo
ocupado con naderías.
Ella,
tan rencorosa...

La he desatendido, y a ella
nunca le faltan pretendientes.

Siempre hay alguien
buscando mentiras
en su silencio.
Luz
en su vientre blanco.

Noche en Labuán Bajo...

Me mece,
deambulo,
me arrastra.

Me pierdo y me encuentra.
Soy otro.
Me hace suyo.
Soy suyo,
y a la vez,
nunca he sido tan mío...