miércoles, 25 de junio de 2014

El gazpacho y sus resacas...

Blanco, jaspeado y unas gotas de anís. Así se prevé el mañana. Aburrido e indiferente. Más vacío que nunca se había visto. Por una vez se me quema el culo por moverme del sofa. Si. ¿Quien me lo iba a decir? Mi preciado sofa es una carcel, donde pago condena por mi indiferencia.

A veces siento que me sobran miembros. Pienso que podría deshacerme de una pierna y un brazo. La cabeza probablemente no. La necesito para poder gritar impertinencias a la gente que pasa por delante de mi jaula. Como una vieja demente que vive con gatos. Improperios sobre lo corrompida que esta la sociedad. Pero no. Ya no creo que nunca fuera mejor. Acepto la mierda según cae. Esta época o la pasada. La misma mierda. La hierba siempre está mas verde en el jardín del vecino. Picasso era un jilipollas, y Bach seguro que un pederasta, que abusaba de los niños del coro.

A esta época no le faltan valores, tan solo no los comparto. Esa conciencia social es algo fantástico, si tan solo no me diesen arcadas su doble rasero. Un mundo cínico. Cínico como nunca. Pero no pasa nada, siempre y cuando tengas una coca cola para compartir. Y si puede ser con un niñito negrito de sonrisa perlada, mejor que mejor.

A veces pienso. Otras no. Es lo que tiene. A veces ocurre a veces. Pero la mayoría del tiempo no es a veces. Y la mayoría del tiempo no encuentro cabezas pensantes. Busco cabezas interesantes, con perfiles peculiares. Cabezas auténticas. Pero eso ya está muy dicho. Hablemos de tórculos y litografías. Hablemos de como romper amistades sin que te tiemble la voz, hablemos de como tirar por la borda planes perfectos de vida, por valores en los que ni siquiera crees. Soy un perfecto coetáneo de todo lo que odio y me quejo.

No tengo muy claro que es lo que significa hacerse mayor. Crecer. Conocerse mejor a uno mismo. Que te salgan pelos y más pelos. Entender que ya estás en declive. Que te falten motivaciones. O, esta es mi preferida, simplemente perder cosas que querías. Convertir todo en recuerdo. Como si de una varita mágica se tratase. Miras las cosas que te importan y "zas", al instante: Recuerdo. Y gritas: ¡Pero si tu todavía sigues aquí! ¡Te acabo de vivir! ¡Vuelve! ¡Eres mi presente! Pero ya no te escucha. Hay niebla entre medias. Y es que los recuerdos siempre tiene una capa de bruma que los hace parecer mas tenues. El color se pierde y se difumina. Ese filtro de foto vieja en sepia te jode el ánimo. Solo algunas caras mantienen su luz, pero esas también se van amarilleando con el tiempo. Y es que el tiempo y la lejia tienen mucho en común. Queman, desgastan, amarillean y apestan.

miércoles, 18 de junio de 2014

Helsinki...

Nunca un amanecer había sido tan largo.
Llevadme a casa.
Sea donde sea,
esté donde esté,
no está aquí.
Aquí
no me quedan más lagrimas que llorar.

Llevadme.
Llevadme lejos.
Olvidaros del corazón.
Que se quede aquí,
con las lágrimas y los recuerdos,
porque yo no sé como aceptarlos.
Llevadme a casa.
Recogerme y quererme,
aunque yo no quiera,
aunque yo no os deje.
Decidme que todo va a estar bien,
aunque yo no os crea.
Pero mentidme.
Por favor mentidme.

Junio...

El verano y la soledad infinita
flotan a mi lado,
en la piscina.

Torpor mental.
Sudor y cansancio.
De mi estado.
De mi vida.

El sol brilla
y el césped se queja.
Suenan las chicharras.

Vivo en un decorado
Ahí están los focos,
y ahí la apatía.
Si estiro lo dedos la podría tocar.

Un circulo de comodidad que todo se traga,
hasta que te quedas flotando en la piscina
con el verano en una mano,
y la soledad en la otra.

lunes, 16 de junio de 2014

Azul...

Azul, solo quiero azul.
No sé si me haces bien,
pero te quiero igual.
De hecho, te quiero más.
Más que al blanco.
Más que al gris y a las nubes.

Azul, todopoderoso azul.
Ilumíname como solías.
Ilumina su rostro cándido.
Muéstrame que hay algo más detrás de ti.
Algo más
después de ella...

Un ser egoista...

La palabra escrita y la nunca dicha se vuelve una sobre el papel.
Es lo mismo.
Un sin sentido.
Ninguna de las dos merecen ser escrita ni dichas. Pero aquí están. En la última hoja de un cuaderno viejo. Un cuaderno viejo y viajado. Un cuaderno donde se escribió: Créate, en la portada antes de ser regalado.

Bajas palabras para un espacio tan importante. Estas últimas lineas son el finiquito de una mente egoísta, que plasma su amor en el amor a si mismo. Yo, mi, me, conmigo. Me odio.

Nunca has querido a nadie. Al menos no más que lo que ella te hacía sentir.
La amaste cada noche. Cada mañana cuando la luz entraba y la iluminaba la cara. ¿O era su cara la que iluminaba la luz? Ya no me acuerdo. Pero si. Yo la quería. La quería en mi querer, como un voayer afortunado quiere a una brisa de aire. Me regalaba cada mañana la vista de un mundo mejor. Y es que, el mundo era mejor a su lado. Yo era mejor a su lado.

Disfruta de esto viejo.
Disfrútalo.
Es lo único que te queda, así que más te vale sacarle provecho. Regodéate en el recuerdo sabiendo que ya no volverá. Si, exprime ese recuerdo, porque bien sabes que la esperanza es un regalo del que solo gozan los valientes y los necios.