domingo, 20 de enero de 2013

Rinocerontes...


Los suyos no le entendían. Le insultaban y se reían del cuerno que lucía sobre su hocico. Cuando le preguntaban que porqué se ponía aquel absurdo cuerno de cartón, el contestaba que solo por haber nacido sin él no era razón para no lucirlo. Al fin y al cabo todos los rinocerontes tenían uno. Y cuando le decían lo obvio, el se negaba a reconocer que era un simple cerdo. 

domingo, 13 de enero de 2013

19 / 04 / 2015

En su reflejo
yo era perfecto.

martes, 1 de enero de 2013

Bluebird...

La tarde caía. Centímetro a centímetro, recuerdo a recuerdo, nuestros mundos volvían a juntarse, reviviendo lo que un día compartimos. Mi antigua inocencia e inseguridad estaban presentes, analizando cada uno de mis movimientos. En silencio, atestiguaba con envidia, la pericia y la naturalidad con la que me desenvolvía entre los laberintos de costuras en los que él se había perdido.

Su presencia me incomodaba, y me hizo preguntarme sobre sus verdaderas intenciónes. Más allá de la envidia y la curiosidad, parecía que estaba salvaguardando sus derechos. Los de ella. Esperaba a que me propasase lo más mínimo para saltar sobre mi y despellejarme.

Aquello se convirtió en un reto. Un dialogo mórbido entre el pasado y el presente. A mis ojos, ella se esfumó, y en su lugar apareció mi antigua moral. Mi rectitud y mi torpeza. El antiguo yo se mantenía erguido frente al nuevo. Nunca habían estado tan cerca. Tan contrastados y tan unidos a la vez. Cada uno tenía motivos de vergüenza y orgullo. Cada uno parecía achacar al otro lo que había perdido y lo que había ganado. Por una vez sentí equilibrio entre la persona que un día fui y la que de ella se había escindido. Los dos, aún siendo reales, no eran yo. Yo los unía. Los englobaba en algo mayor.Yo era los dos y no era ninguno.

Me culpé de haber dejado marchar esa bondad, pero no tardé en darme cuenta de que era el mismo niño inocente de antaño el que me lo estaba achacando. No había perdido nada de aquel viejo yo. Agazapado, a refugio de la tempestad, toda su bondad que yo creía corrompida y toda la inocencia olvidada aún se conservaba en la figura de mi juventud. Me acordé de los versos de Bluebird de Bukowski.

There's a bluebird in my heart that
wants to get out
but I'm too clever, I only let him out
at night sometimes
when everybody's asleep.
I say, I know that you're there,
so don't be
sad.
then I put him back,
but he's singing a little
in there, I haven't quite let him
die
and we sleep together like
that
with our
secret pact...


-Veo pena en tu mirada- dijo ella, reapareciendo de la nada.

El antiguo ganó, o quizás fué el nuevo. Solo sé, que dejé de lado la conquista y me abracé a su recuerdo.