martes, 25 de junio de 2019

Noche de leones...

Una noche cualquiera.
Los demonios y las hadas han salido a cazar.
Pero esta no es tu noche.
Está es la suya.
La de ellos,
con su francés y su modernidad.
Tú, viejo zorro,
hoy no has venido a eso.
Hoy has salido a sentir.
A pasear los recuerdos.

¿Les, ves? Hace nueve años tu estabas ahí, haciéndote pasar por uno de ellos, pese al grimoso sonido nasal que emiten ellos al pronunciar. El sonido que ellas emiten, es otra cosa. Pero hoy no escucharás esos sonidos. Hoy los observas, desde la distancia. Desde tu pradera.

León orgulloso.
Hoy estás aquí para rememorar los tiempos
en los que esta ciudad te silbaba Nessum Dorma al oído.
Ella te susurraba,
y tú la llenabas de versos.
Algunos mejores que otros,
pero eso no importaba.
Eras un jodido poeta,
y no te lo querías creer.
Te daba vergüenza aceptarlo.
Te faltaba amor propio para poder recitar sin tapujos
toda la verborrea que cada tarde te venía a la cabeza.

Si, ¿quien te lo iba a decir?
Te faltaba amor propio,
y te sigue faltando.
A día de hoy aún sigues sin creerte lo que haces
ni lo que tienes.

Y es que has hecho mucho, viejo. Tus derrotas lo atestiguan. Es imposible no aprender con tantas derrotas a la espalda. Derrotas. Muchas derrotas y muchas más esperándote a la vuelta de la esquina. Y es que mientras sigas en pié seguirás errando. Porque esos es lo que sabes hacer. Es la única forma en la que aprendes. Me gustaría decir que de todas has aprendido, pero nos estaríamos mintiendo, ¿verdad? Y no es que no aprendas, es que simplemente encuentras nuevas formas de caer. Mientras siga habiendo una ruta no tomada que lleve al fracaso, ahí estarás tú. Como un explorador, decidido y pletórico, abriéndote camino a machetazo limpio, hacia un nuevo error.

"Buena noche para cazar el mapache"
Gedeón Pontipee

La lista de la compra...

La velocidad y la música. 
La música sola. 
Cuando rememoras la conquista del día anterior. 
El saber que gusto de forma reciproca. 
El billar con una copa y un amigo. Con música. Siempre con música. En la terraza. Con un atardecer o con un beso. 
Una copah.
Disfrutar de la compañía de mis padres. 
Sentir que aún pertenezco a algo. 
Escribir algo potable. 
Los sábados de resaca.
Aprender por mi mismo.
Caerme y levantarme.
Las películas que consiguen hacerme llorar. 
El final de El Graduado. 
El principio de Transpotting. 
Toda La Gran Belleza. 
Las bandas sonoras de Tarantino. 
El sentir que he cambiado algo. 
El aceptar que nunca cambiaré lo suficiente. 
Los silencios cómodos. 
La complicidad de una mirada. 
El resonar de las patas de mi perra contra el parquet. 
Recuerdos fugaces de las que fueron. 
Las especulaciones de las que no llegaron a ser. 

Entre recuerdos y canciones el día pasa. Quizás esta no sea la lista que me propuse hacer, pero es una lista de cosas que aún me arrancan un sentimiento. Una buena lista.