sábado, 20 de noviembre de 2010

Hierro...

Bajo el amparo de la noche
cuento mis penas.
Ellas me cuentan a mi.

Las enumero.
Muchas llevan tu nombre.
Otras,
llevan conmigo desde siempre.

No soy nada sin ellas.
Y con ellas
no soy mucho más.

El pecho se parte
y de mis adentros,
escapan gritos de socorro.

Lloran por mi.
Quieren que me aleje.
De esta vida.
De estos lazos de comodidad
que me entumecen y me coartan.
Que nublan la belleza inherente
que cada día esconde.

Atrapado en el lado ciego,
no hay bondad.
No hay virtud.
No hay ilusión.
Solo pena,
remordimientos,
y el fuego que me envenena.

Huir.
Perderme...

Arte...

Arrojas luz
a los rincones más inhospitos.
Llenas de sentido
los vacíos del alma.
Eres la esencia de lo eterno,
pues, solo bajo tus alas
está la cura contra el tiempo...
Todo lo que merece ser salvado...

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Noviembre...

Días grises, mimetizan mi ánimo.
Me disuelvo
en un torpor otoñal,
y resbalo por el cristal,
junto con el resto de las gotas...

martes, 16 de noviembre de 2010

Decadencia...

El deber del individuo contemporáneo, debería recaer en la defensa de los valores que la sociedad actual desdeña.

El ideal del hombre moderno, ahora más que nunca, debería ser el romántico...

domingo, 14 de noviembre de 2010

Desazón

La luna,
manchada
hila versos de papel,
que mis labios
repiten
sin llegar a entender...

Mi subconsciente agoniza...

jueves, 11 de noviembre de 2010

Metacrilato...

Parpadeo. Levanto la mirada, y algo me sobrecoge. Todo sigue ahí. Pero nada es igual. Reconozco la habitación, sus cualidades espaciales y los objetos que en ella habitan. Todo es distinto. Todo brilla con otra luz. Con otro matiz. Todo ha cambiado.

Perdido en un mundo que se desdibuja, un ente acapara mi atención. Mi ánimo, está delante, devolviéndome la mirada. 

Está mustio, pero no sé porqué. No sé porque está ahí, y él, parece no entender que hace fuera de mi. Parece que siente pena al verme. Yo no siento nada.

Busco respuestas. Me miro las manos, y las muevo con sigilo. Analizo cada movimiento, intentando seguir cada impulso que mi cerebro emite. Todo es plástico. Efímero. Noto como el aire se hace más fluido. Como resbala entre mis dedos, hasta que se disuelve en la nada que me rodea. Me ahogo. 

Sin resistencia, caigo en un inmenso sueño, del que no sé despertar. Pero eso ya no importa. Sigo cayendo, y mis manos siguen ahí. Acariciando lo que antes era aire. Vuelvo a alzar la cabeza, pero solo la pared me espera. El ánimo ha vuelto a mi. El peso de mi consciencia ha vuelto.

 Todo sigue ahí. Nada ha cambiado...

Esencias...

Lo siento.
No hay opción al dialogo.
Me gustaría,
pero no.
No compartimos percepciones.
Me pregunto,
si acaso tenéis. 

Veis el contorno
pero no apreciáis la belleza.
Oís el crepitar,
como si de ruido se tratara. 
Percibís el hollín,
sin que nada os sugiera.
Vivís sin vivir,
y os llamáis vividores.

¿Cuando fue la última vez que levantasteis la cabeza?

¿Acaso no sentís que os estáis quemando?

martes, 9 de noviembre de 2010

Purismo...

Canalizar los pensamientos.

Libres.
Puros.
Infinitos.

Hilos de subconsciencia
sin adulterar.
Esqueleto del pensamiento
violado por mi obcecación.
Formalismos
que necrosan mi brazo,
entumeciendo mi cabeza.

Romper el léxico.
Sinceridad narrativa.
Volver a ser yo...

"El día que termine un cuadro, será el día que deje de pintar..."

lunes, 8 de noviembre de 2010

Espuma...

En los días buenos,
casi puedo verle sentido...

En los  malos...
Las horas
alimentan mi desdicha.
La irrelevancia
se vuelve insoportable...
Banalidad, en cada suspiro.
Vacío
en cada palabra.
Nitidez
en cada sombra.
Solo la soledad,
me aleja del abismo.

En los días malos...
nada flota...

domingo, 7 de noviembre de 2010

La única fé...

 A menudo me pregunto, donde perdemos la visión que tenemos de niños. Mentes abiertas, donde  nada dan por hecho. Mentes que poco a poco nos encargamos de corromper con nuestra mirada obtusa. Pequeños sabios, a los que cegamos con nuestros prejuicios. No puedo por menos que mirar atrás para ver de donde viene está perdida de criterio.

Creo, que gran parte de los prejuicios que coforman la moral occidental se los debemos a la todopoderosa Iglesia Católica. Lo que empezo como un rebaño de piadosos, se extendió como una plaga, entre las estratos más bajos de la sociedad romana. Calando hondo en personas que no tenían nada donde asirse, la nueva fé era el simbolo de esperanza. Por ello, y desde entonces, su avance fue implacable. Tan rápido, que en menos de trescientos años, paso de ser la única religión prohibida en Roma, a ser emblema del Imperio bajo el mandato de Constantino. Allá donde hubiera descontento, la palabra del mesías entraba para revolucionar los cimientos de la sociedad romana. Una sociedad que había sido capaz de combinar fé, con lógica, basandose en el estudio y el conociemiento, fue pisoteada por las palabras totalitarista de una malinterpretada palabra de dios. Con ella se quemaron bibliotecas, archivos, y comenzo la caza de brujas. Con ella, llego la edad media. La inquisición. El miedo. Siglos de sabiduría perdida, para nunca volver. Porque pese a el conocimiento que poseemos hoy en día, nunca hemos sido capaces de deshacernos de la moralidad podrida, impuesta por tantos años de sombras.

 Hoy en día, incluso ateos, agnósticos, liberales, prógres o modernos, siguen viendo el mundo bajo algunos valores tradicionales, que se remontan a esos tiempos oscuros, donde la libertad de culto se pagaba cara. El tiempo de los sabios ya pasó...

lunes, 1 de noviembre de 2010

Agridulce...

Recuerdos, teñidos
del blanco más frío.
Olores,
que impregnan detalles
con simbolismo.
Vainilla y bicicletas.
Todo se aglomera
remontándome a un pasado
adulterado por el tiempo.
Agriando
los momentos más dulces
y desvirtuando los amargos,
mis recuerdos,
tal y como los viví,
se desvanecen en mi cabeza.
En su lugar,
una estampa homogénea
pierde nitidez
mientras gana sentimiento...