Los demonios y las hadas han salido a cazar.
Pero esta no es tu noche.
Está es la suya.
La de ellos,
con su francés y su modernidad.
Tú, viejo zorro,
hoy no has venido a eso.
Hoy has salido a sentir.
A pasear los recuerdos.
¿Les, ves? Hace nueve años tu estabas ahí, haciéndote pasar por uno de ellos, pese al grimoso sonido nasal que emiten ellos al pronunciar. El sonido que ellas emiten, es otra cosa. Pero hoy no escucharás esos sonidos. Hoy los observas, desde la distancia. Desde tu pradera.
León orgulloso.
Hoy estás aquí para rememorar los tiempos
en los que esta ciudad te silbaba Nessum Dorma al oído.
Ella te susurraba,
y tú la llenabas de versos.
Algunos mejores que otros,
pero eso no importaba.
Eras un jodido poeta,
y no te lo querías creer.
Te daba vergüenza aceptarlo.
Te faltaba amor propio para poder recitar sin tapujos
toda la verborrea que cada tarde te venía a la cabeza.
Si, ¿quien te lo iba a decir?
Te faltaba amor propio,
y te sigue faltando.
A día de hoy aún sigues sin creerte lo que haces
ni lo que tienes.
Y es que has hecho mucho, viejo. Tus derrotas lo atestiguan. Es imposible no aprender con tantas derrotas a la espalda. Derrotas. Muchas derrotas y muchas más esperándote a la vuelta de la esquina. Y es que mientras sigas en pié seguirás errando. Porque esos es lo que sabes hacer. Es la única forma en la que aprendes. Me gustaría decir que de todas has aprendido, pero nos estaríamos mintiendo, ¿verdad? Y no es que no aprendas, es que simplemente encuentras nuevas formas de caer. Mientras siga habiendo una ruta no tomada que lleve al fracaso, ahí estarás tú. Como un explorador, decidido y pletórico, abriéndote camino a machetazo limpio, hacia un nuevo error.
"Buena noche para cazar el mapache"
Gedeón Pontipee