Canto a la luna,
pero no hay respuesta.
Hace tiempo
que dejamos de escucharnos.
Yo
ocupado con naderías.
Ella,
tan rencorosa...
La he desatendido, y a ella
nunca le faltan pretendientes.
Siempre hay alguien
buscando mentiras
en su silencio.
Luz
en su vientre blanco.
domingo, 12 de agosto de 2012
Noche en Labuán Bajo...
Me mece,
deambulo,
me arrastra.
Me pierdo y me encuentra.
Soy otro.
Me hace suyo.
Soy suyo,
y a la vez,
nunca he sido tan mío...
deambulo,
me arrastra.
Me pierdo y me encuentra.
Soy otro.
Me hace suyo.
Soy suyo,
y a la vez,
nunca he sido tan mío...
miércoles, 30 de mayo de 2012
Normal...
Cuando todo fluye, cuando las cosas van "bien", pierdes contacto con lo más íntimo de tu persona. Al menos, a mi me pasa.
Empiezas a ser normal, en el amplio sentido de la palabra. Normal, en todo su esplendor. Normal. Intento decirlo sin el rechazo, que para el yo de mis abismos supone, pero de nada sirve. Cuando me oye, grita y se aqueja. Intenta escalar las paredes que lo guardan y aporrea las puertas de mi consciencia. Una consciencia que se encuentra atrapada en el limbo de quehaceres diarios, supuestamente entretenidos, en los cuales has aprendido a desenvolverte y salirte con la tuya. Porque en la vida todo es un juego de pericia y anticipación. Y es cuando te vuelcas en vivir esa vida, y todo parece encajar, cuando una palabra como "normal" te despierta, y te recuerda todo lo que estas sacrificando al ser como ellos.
Es asombrosa la facilidad con la que uno se puede perder en ese tipo de vida. Todo esta hecho para encajar. Si tienes suerte, pueden pasar semanas sin que apenas tengas un solo momento para ti. Ni un segundo de tu vida para plantearte a donde vas o porque haces lo que haces. Todo es rápido, fácil y prestado. Todo tiende a llevarte en el sentido de una corriente de la que no eres consciente, hasta que una palabra te despierta.
Soy normal.
Empiezas a ser normal, en el amplio sentido de la palabra. Normal, en todo su esplendor. Normal. Intento decirlo sin el rechazo, que para el yo de mis abismos supone, pero de nada sirve. Cuando me oye, grita y se aqueja. Intenta escalar las paredes que lo guardan y aporrea las puertas de mi consciencia. Una consciencia que se encuentra atrapada en el limbo de quehaceres diarios, supuestamente entretenidos, en los cuales has aprendido a desenvolverte y salirte con la tuya. Porque en la vida todo es un juego de pericia y anticipación. Y es cuando te vuelcas en vivir esa vida, y todo parece encajar, cuando una palabra como "normal" te despierta, y te recuerda todo lo que estas sacrificando al ser como ellos.
Es asombrosa la facilidad con la que uno se puede perder en ese tipo de vida. Todo esta hecho para encajar. Si tienes suerte, pueden pasar semanas sin que apenas tengas un solo momento para ti. Ni un segundo de tu vida para plantearte a donde vas o porque haces lo que haces. Todo es rápido, fácil y prestado. Todo tiende a llevarte en el sentido de una corriente de la que no eres consciente, hasta que una palabra te despierta.
Soy normal.
sábado, 7 de abril de 2012
Acre...
Es cierto, no he pasado hambre. No he tenido que mal vivir ni dormir en las calles. No sé lo que es vivir preocupado por llegar a mañana. Tampoco he vivido ninguna guerra, ni mis padres me pegaban de pequeño. Mis cicatrices no son tan visibles. Para los que han vivido algo de lo anterior, serán incompresibles.
Nada me ha hecho tener esta visión critica, y pese a todo la tengo. No voy a pedir perdón por lo que no he podido vivir. No está en mi mano cambiarlo, y de poder, no sé si lo haría. Lo que sé es que la mayoría de gente con mis facilidades no esta aquí, sentado solo, en una ciudad que no es suya, escribiéndole a una puesta de sol.
Nada me ha hecho tener esta visión critica, y pese a todo la tengo. No voy a pedir perdón por lo que no he podido vivir. No está en mi mano cambiarlo, y de poder, no sé si lo haría. Lo que sé es que la mayoría de gente con mis facilidades no esta aquí, sentado solo, en una ciudad que no es suya, escribiéndole a una puesta de sol.
lunes, 19 de marzo de 2012
Septiembre...
Hueco,
extraño de lo mío.
No hay soledad,
ni Nada que me proteja.
Ruido.
Mis yos,
buscan refugio.
Solo hay
Ruido.
No hay comprensión,
ni calma.
Ruido.
Solo Ruido.
No habrá paz.
No habrá descanso.
No, hasta que me haya ido...
extraño de lo mío.
No hay soledad,
ni Nada que me proteja.
Ruido.
Mis yos,
buscan refugio.
Solo hay
Ruido.
No hay comprensión,
ni calma.
Ruido.
Solo Ruido.
No habrá paz.
No habrá descanso.
No, hasta que me haya ido...
Madrid - Septiembre 2011
Minucias...
Toda va bien, todo fluye. Todo funciona, hasta que deja de hacerlo. Un estado de animo, ajeno a ti, te golpea duro. Te golpea frió. No es nuevo. Es un viejo conocido. De cuando en cuando te visita. Siempre sin previo aviso. Se empeña en recordarte la poca trascendencia de tus días.
Todo cuanto te rodea carece de importancia. Te arrastra del presente para sumergirte en un mundo donde los recuerdos flotan. Paseas a su lado. Casi puedes tocarlos. Parecen mercurio. Desprenden reflejos que dicen demasiado sin apenas decir nada. Son trocitos de tu vida, que por algún motivo se enquistaron en la memoria. Son sentimientos reprimidos. Es alegría y es desconsuelo. Amargura y recuerdos. Son caricias. Son miradas. Son palabras no dichas, o dichas con premura. No sabes porque vuelven, pero ahí están, ante ti, pidiendo que las resuelvas. Que las recuerdes o que las olvides, para siempre. Pero no depende de ti. Ellas seguirán ahí, volviendo a ti, cuando menos te lo esperes, como si con ello te diesen pistas.
Hoy he leído un prólogo de Borges, que decía: "Me ha faltado vida y muerte, y solo cuanto tengo son estas minucias. Supongo que no es excusa, pero aquí están."
Esos recuerdos recurrentes, esas reminiscencias de tiempos mejores, esa agonía incesante, ese pasado oscuro, ese vacío, esa inocencia perdida, esas diapositivas mentales, esas noches de desconsuelo, estas lineas... Todo eso es mi vida. No es mucho, pero aquí está...
Todo cuanto te rodea carece de importancia. Te arrastra del presente para sumergirte en un mundo donde los recuerdos flotan. Paseas a su lado. Casi puedes tocarlos. Parecen mercurio. Desprenden reflejos que dicen demasiado sin apenas decir nada. Son trocitos de tu vida, que por algún motivo se enquistaron en la memoria. Son sentimientos reprimidos. Es alegría y es desconsuelo. Amargura y recuerdos. Son caricias. Son miradas. Son palabras no dichas, o dichas con premura. No sabes porque vuelven, pero ahí están, ante ti, pidiendo que las resuelvas. Que las recuerdes o que las olvides, para siempre. Pero no depende de ti. Ellas seguirán ahí, volviendo a ti, cuando menos te lo esperes, como si con ello te diesen pistas.
Hoy he leído un prólogo de Borges, que decía: "Me ha faltado vida y muerte, y solo cuanto tengo son estas minucias. Supongo que no es excusa, pero aquí están."
Esos recuerdos recurrentes, esas reminiscencias de tiempos mejores, esa agonía incesante, ese pasado oscuro, ese vacío, esa inocencia perdida, esas diapositivas mentales, esas noches de desconsuelo, estas lineas... Todo eso es mi vida. No es mucho, pero aquí está...
lunes, 5 de marzo de 2012
Tuyo...
Si tan solo pudiese congelar este momento y quedarme así, sumido en este letargo de devoción. Devoción y armonía. Armonía y la más absoluta sencillez.
Si fuese capaz de aguantar este sentimiento en el tiempo, no habría fallo. Pero la vida es fallo. La vida siempre tiene guardado un mañana que hará que mi cabeza deje de pertenecerte. A ti. A este momento. Yo ya no seré yo. Seré otro, con otros sueños. Sueños más vanidosos, menos bellos. Otro que no te dará la importancia que ahora mismo no concibo quitarte. Otro que ensuciara tu luz, y se desmerecerá, al desmerecerte.
Me odio por ello. Por ser ese otro, aún sin serlo. Me odio más ahora, de lo que me odiaré luego. Ahora, que soy tuyo...
Si fuese capaz de aguantar este sentimiento en el tiempo, no habría fallo. Pero la vida es fallo. La vida siempre tiene guardado un mañana que hará que mi cabeza deje de pertenecerte. A ti. A este momento. Yo ya no seré yo. Seré otro, con otros sueños. Sueños más vanidosos, menos bellos. Otro que no te dará la importancia que ahora mismo no concibo quitarte. Otro que ensuciara tu luz, y se desmerecerá, al desmerecerte.
Me odio por ello. Por ser ese otro, aún sin serlo. Me odio más ahora, de lo que me odiaré luego. Ahora, que soy tuyo...
Suscribirse a:
Entradas (Atom)