Tanta gente distinta me rodea, y me enseña. Me enseña que los países no son fronteras marcadas en un mapa, sino territorios donde viven personas que comparten unas mismas costumbres y tradiciones. Es asombroso, ver las similitudes en el carácter de la gente que ha crecido en lugares próximos. Dicho esto, no deja de ser curioso, lo poco que comparto con el resto de los españoles.
Pese a que no está bien visto, he aprendido a prejuzgar, aún más, si cabe. Con esto, quiero decir que existen unos patrones de conducta que se repiten continuamente, y suelen encajar bastante bien, en base a la situación personal, el entorno en el que ha crecido, y la forma de afrontar el día a día. A veces me equivoco, pero nunca por mucho.
También he aprendido que la sensibilidad de las personas es algo más difícil de medir. Que las actividades que realizan, no significan nada. Que hay personas que sacan más provecho de la rutina, que huyendo de ella. Que no hay que desvivirse por vivir.
lunes, 12 de octubre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Sobre todo lo de la sensibilidad...
Publicar un comentario