domingo, 9 de noviembre de 2008

Demasiado amor propio...

Algo falla. Sin duda, algo falla... Es complicado decirlo sin sonar demasiado prepotente, así que no intentaré camuflarlo: Me considero un partidazo. Estoy convencido de que para alguien que realmente valore lo que merece la pena, soy una persona interesantísima. Integra, consecuente, con principios, aspiraciones, inquietudes... y ...sin abuela...

Lo sé... Voy sobrado de amor propio. Tanto, que a lo mejor me impide ver que nada de lo anterior es cierto. Puede que simplemente sea un idealista, que se pasa el día divagando sobre cosas absurdas. Pero como ya he dicho, tengo demasiado amor propio, y desgraciadamente me creo que el problema está en las personas, por no saber apreciar lo que realmente importa. A lo mejor solo buscan alguien sencillo, que no se complique tanto, y que no esté en un constante conflicto interior. A lo mejor la estabilidad y el conformismo mental, premia sobre la integridad de los valores y las ambiciones. O a lo mejor mi fachada no permite ver lo que hay detrás de esa primera impresión de chulo.

Sea lo que sea, no dejo de ver como lo que se demanda son personas vacías y sin escrúpulos. No entiendo nada...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cuanta verdad, no podría haber sido mejor expresado... Muchas veces me dije internamente lo que ahora acabo de leer, y si, tengo tambien mucho amor propio, simplemente porque se -objetivamente- lo que soy, lo que tengo, lo que me exfuerzo, y a lo que aspiro. En fin, los hechos dicen más que las palabras. Pero llega, tarde o temprano, una persona que también vale demasiado, con una inteligencia superior -como la nuestra- que le permite valorar aquello que realmente vale sin caer en cosas superficiales (completamente) al igual que nosotros. Claramente, ven la superioridad uno del otro.