miércoles, 17 de marzo de 2010

Cuna de la civilización...

Anteponemos lo aprendido
a lo vivido.
Esclavos  de una cultura
de la que nos sentimos dueños,
juzgamos con toda severidad
vidas
que nunca entenderemos.
Caminos tortuosos
que no se ciñen
a nuestro codigo ético.
Corruptos.

Nos creemos profetas
de una moral suprema,
incuestionable, universal.
Cínicos, despreciamos
nuestra propia sombra.
Rechazando la imagen
que el espejo nos devuelve,
nos desentendemos
de cualquier responsabilidad.
Achacamos su fracaso
a sus raices vernáculas.
Ignominia.

Falsos librepensadores,
somos incapaces de ver
la imposición cultural
que nos rodea,
que nos domina.
Juicio crítico atrofiado.
Ciegos de pretensión
ignoramos que en nuestra mente
está ese yugo
que aplasta
todo cuanto no se le asemeja.
Necios.

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