sábado, 2 de octubre de 2010

Puertas adentro...

Me maravilla ver el empeño con el que los individuos muestran al mundo, solo, lo que consideran digno de ser visto. Pequeños fragmentos inconexos, que nada tienen que ver con la persona que los exhibe. Esfuerzos titánicos por exponer una imagen de convención pública. Pinceladas abstractas, tintadas de un formalismo patológico, que poco tienen que ver con la realidad del individuo. 


Incapaces de ver que sus inseguridades, miedos y flaquezas, les hacen más especiales que la fachada lisa que tanto se esfuerzan en mostrar, puertas adentro, se ahogan en inseguridades, y detestan la verdad que solo ellos saben. Sus vidas vuelven a la realidad. Una realidad fría, y eléctrica. Cada pretensión, les hunde un poco más, en el mundo de sombras que se crea cuando cae el telón. Un mundo lleno de dudas, y trapos sucios. Se empeñan en ocultar su condición humana, y mostrar cosas que no solo no los definen, sino que les tacha de cínicos. 

La sinceridad es un bien escaso, sobretodo con uno mismo. 

1 comentario:

Anónimo dijo...

muy buena reflexión, ahora busca personas que te muestren lo que es digno que veas y lo que no, gente sincera...no generalices, no todos los individuos somos iguales...mira más allá