Todo es efímero.
Intrascendente.
Fluctúo a merced
del capricho de los años.
Implacable,
nada queda.
Nada sobrevive
a la obscinación del tiempo,
Solo el arte y sus maestros.
El resto,
somos musgo en la roca.
No es a la muerte a quien temo, sino al olvido.
El duro y frío olvido...
miércoles, 6 de abril de 2011
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