inundan la sala.
Tan delicados,
tan agresivos,
arañan la sensibilidad de cuantos lo oyen.
En el centro de la escena
un joven descompuesto,
envuelve las notas en terciopelo.
Su cuerpo
se estremece en un gran delirio de genialidad,
mientras su mente
hilvana poesía con cada espasmo.
No es música lo que suena.
Es un hombre, atrapado
en un piano de cola.
Gabriel Zufferey Piano Solo - Ginebra
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