lunes, 19 de septiembre de 2011

Último día en Shangrilah...

Un camino serpentea al pie de una colina. El frío de la mañana despierta los sentidos. Al fondo un valle enmarca un prado, que rebosa con flores amarillas. La luz es fantástica. Todo se empapa de los reflejos del rocío. Huele a campo y a inocencia.

No hay fotos. Solo recuerdos. Este día me pertenece, a mí. Ya es pasado. Son ya memorias. Como aquella tarde en Epupa.

 Disfruto de la perfección de lo sencillo. De lo puro. No intento atraparlo ni retenerlo. Simplemente fluye a mi alrededor. O fluyo yo con él. Ya no lo sé. Tampoco importa. Hay paz. 


1 comentario:

Anónimo dijo...

En Shangrilah estuve yo; pero me echaron... No me habían invitado :(