Los ojos se me cierran.
Apenas logro sujetar el lápiz.
Me balanceo
en mi propio arrullo.
Levanto la vista
y tu presencia me invade.
En breves
me daré las buenas noches,
pero no del todo solo.
Aquí,
siempre somos dos.
lunes, 10 de octubre de 2011
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