La lluvia se recogía
en dos grandes pilas, que
sin quererlo, eran perfectas.
Mi reflejo
llegaba hasta el mismo borde,
y en su agua había vida.
Sus insinuaciones acariciaban mi sombra.
Aquel espejo infinito, me invitaba a ser uno.
Me llamaba a respirar con él, y así lo hice.
Acompasados, deje de ser.
Durante horas, floté
fundido en su vientre.
Solo la silueta del cielo, me pudo devolver a la vida.
Indigno de aquella luz,
volví a nacer...
sábado, 10 de noviembre de 2012
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1 comentario:
UN Placer volver a tenerte por aquí... una inspiración. Para algunos de nosotros.
SA.
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