Los extremos se equilibran.
La virtud está en aceptarlos.
jueves, 20 de marzo de 2014
Un pasatiempo...
Cucu. No estoy. ¿Y tu? Si lees, será que si.
Siendo o no siendo, estamos. Estás tu y estoy yo. Yo no duraré, pero tú, tú que me lees, tú que tienes mil caras, tú lector, que me inspeccionas y me juzgas, tú estás, y estarás.
Tu gusto cambiará con el tiempo, pero yo no. Yo seguiré aquí. Atrapado en este papel, esperando a que los locos se coman los unos a los otros. Yo, papel, no cambio. Y tu, lector, eres infinito.
Tú y yo. Unidos por esto. Un vinculo extraño, y siniestro que se mueve en una sola dirección. Tú me lees y la semilla se queda. Si, mas allá de las connotaciones sexuales y enfermizas que solo por leerlo algo de mi está en ti, hay una realidad. La realidad de que si me conoces y me ves, tus ojos brillarán de una forma distinta. Querrás ver en los míos ese punto de locura, que sin duda no averiguarás a saber si es fingida o real. Porque así funciona el mundo.
A la gente ahora le ha dado por hacerse los locos. Se piensan más originales y genuinos. Se piensan que así llamarán más la atención. No saben que los locos pasan desapercibidos. No buscan esa atención. Viven disfrazados entre la gente "cuerda", pensando que son estos los que no discurren con claridad. Piensan que su mundo de hilos es bastante más real que el de planos. Que los lazos entre unos y otros atraviesan esas fachadas que la gente interpone entre unas y otras, pero que esas fachadas son simples formalismos que sirven para redibujar una realidad acorde a su gusto. Una más cómoda, y más plástica. Sintética.
Una vida falsa echa a imagen de la real. Una real que poco tiene que ver con la concepción de un mundo mentalmente sano. Hipócritas. Estar loco para ellos, es el personaje que lleva un guante naranja y la cara pintada de blanco, y que se esfuerza por lamerse los codos, en la esquina mas concurrida de una ciudad. No señores no. Ese hombre es un showman. Los locos a los que me refiero no son siquiera los que se creen Roosevelt o Elvis. Incluso esos tiene una percepción común del mundo. Simplemente les gustaría ser una persona distinta de lo que les ha tocado ser, y llegan al punto de negar todo lo demás. Como diría Gila: "A mi me nacieron, yo no lo elegí". Y si me preguntas, están menos locos que la mayoría de la sociedad "normal", donde todos intentan ser la caracterización de ese modelo que la sociedad reverencia. Estos al menos han recurrido a un personaje del pasado. Y si no me crees haz la prueba. Si sueñas con ser Espartaco estas loco, pero si lo haces con Brad Pitt eres el prototipo de individuo común con falta de autoestima.
Miren a sus conciudadanos en el tren. Aquel que pasa más desapercibido, aquel en el que no se paran a mirar. Ese es el loco. Ese es el que nunca entenderán, porque su cabeza no piensa como la suya. Su cabeza está dada la vuelta, y les es más sencillo jugar al juego de aparentar ser normal, que el entender que hay detrás de la mentalidad del resto del mundo. No entienden que es lo que les mueve a la sociedad a ser así de obtusa. Son fascinantes. Tanto los unos como los otros. Sobre todo si los juntas. Nadie conoce a nadie. Y todos se juzgan y se atraen y se odian y se generan lazos que son los hilos que desde fuera se ven, y desde dentro te atan.
Un hilo. Eso es lo que te ofrezco aquí. Un hilo que me une a ti. Que te une a ti conmigo. Juntos. Un hilo que tu has decidido enriquecer al empecer a leer esto. Un hilo que hará que no puedas verme igual. Un hilo que te puede incomodar, o atraer. Pero que quieras o no, consciente o no ya sujetas con tu mano. De ti depende, si lo quieres soltar o quieres tirar, o simplemente, como la mayoría, dejarlo estar. Opción, a mi modo, bastante aburrida.
Yo personalmente experimento con mis hilos. Eso es lo que hago. Juego con ellos, tiro y pruebo. Intento ver cual es el límite de cada uno de ellos. Algunos se rompen, pero eso le pasa hasta al mas virguero titiritero. Si no se rompen nunca sabríamos los limites. Es un juego apasionante.
Os lo recomiendo. Es un pasatiempo admirable. Mi preferido. Solo tienes que ver los hilos, aprender a mirarlos. Búscalos, porque están ahi. Simplemente alarga la mano y siéntelo. Observa como tiembla tu mundo cuando tiras de cada uno de ellos. Y mira las reacciones de las personas a las que te unen.
Si no lo encuentras es que no sabes lo que son. Te lo explicare de otra manera. Entre tu y cada persona con la que interactuas existe un hilo. Un hilo que os une y os afecta. Cada cosa que hagas influirá en ella. Causará una reacción. Depende de lo que hagas con él, ese hilo se fortalecerá, se romperá o se olvidará.
Aquí, aquí tienes un hilo, el mio. Tira, prueba, experimenta. No hay nada que perder, salvo obsesionarte, y que se te vaya la vida en ello. Pero, ¿acaso tienes algo mejor que hacer?
Que te diviertas...
Siendo o no siendo, estamos. Estás tu y estoy yo. Yo no duraré, pero tú, tú que me lees, tú que tienes mil caras, tú lector, que me inspeccionas y me juzgas, tú estás, y estarás.
Tu gusto cambiará con el tiempo, pero yo no. Yo seguiré aquí. Atrapado en este papel, esperando a que los locos se coman los unos a los otros. Yo, papel, no cambio. Y tu, lector, eres infinito.
Tú y yo. Unidos por esto. Un vinculo extraño, y siniestro que se mueve en una sola dirección. Tú me lees y la semilla se queda. Si, mas allá de las connotaciones sexuales y enfermizas que solo por leerlo algo de mi está en ti, hay una realidad. La realidad de que si me conoces y me ves, tus ojos brillarán de una forma distinta. Querrás ver en los míos ese punto de locura, que sin duda no averiguarás a saber si es fingida o real. Porque así funciona el mundo.
A la gente ahora le ha dado por hacerse los locos. Se piensan más originales y genuinos. Se piensan que así llamarán más la atención. No saben que los locos pasan desapercibidos. No buscan esa atención. Viven disfrazados entre la gente "cuerda", pensando que son estos los que no discurren con claridad. Piensan que su mundo de hilos es bastante más real que el de planos. Que los lazos entre unos y otros atraviesan esas fachadas que la gente interpone entre unas y otras, pero que esas fachadas son simples formalismos que sirven para redibujar una realidad acorde a su gusto. Una más cómoda, y más plástica. Sintética.
Una vida falsa echa a imagen de la real. Una real que poco tiene que ver con la concepción de un mundo mentalmente sano. Hipócritas. Estar loco para ellos, es el personaje que lleva un guante naranja y la cara pintada de blanco, y que se esfuerza por lamerse los codos, en la esquina mas concurrida de una ciudad. No señores no. Ese hombre es un showman. Los locos a los que me refiero no son siquiera los que se creen Roosevelt o Elvis. Incluso esos tiene una percepción común del mundo. Simplemente les gustaría ser una persona distinta de lo que les ha tocado ser, y llegan al punto de negar todo lo demás. Como diría Gila: "A mi me nacieron, yo no lo elegí". Y si me preguntas, están menos locos que la mayoría de la sociedad "normal", donde todos intentan ser la caracterización de ese modelo que la sociedad reverencia. Estos al menos han recurrido a un personaje del pasado. Y si no me crees haz la prueba. Si sueñas con ser Espartaco estas loco, pero si lo haces con Brad Pitt eres el prototipo de individuo común con falta de autoestima.
Miren a sus conciudadanos en el tren. Aquel que pasa más desapercibido, aquel en el que no se paran a mirar. Ese es el loco. Ese es el que nunca entenderán, porque su cabeza no piensa como la suya. Su cabeza está dada la vuelta, y les es más sencillo jugar al juego de aparentar ser normal, que el entender que hay detrás de la mentalidad del resto del mundo. No entienden que es lo que les mueve a la sociedad a ser así de obtusa. Son fascinantes. Tanto los unos como los otros. Sobre todo si los juntas. Nadie conoce a nadie. Y todos se juzgan y se atraen y se odian y se generan lazos que son los hilos que desde fuera se ven, y desde dentro te atan.
Un hilo. Eso es lo que te ofrezco aquí. Un hilo que me une a ti. Que te une a ti conmigo. Juntos. Un hilo que tu has decidido enriquecer al empecer a leer esto. Un hilo que hará que no puedas verme igual. Un hilo que te puede incomodar, o atraer. Pero que quieras o no, consciente o no ya sujetas con tu mano. De ti depende, si lo quieres soltar o quieres tirar, o simplemente, como la mayoría, dejarlo estar. Opción, a mi modo, bastante aburrida.
Yo personalmente experimento con mis hilos. Eso es lo que hago. Juego con ellos, tiro y pruebo. Intento ver cual es el límite de cada uno de ellos. Algunos se rompen, pero eso le pasa hasta al mas virguero titiritero. Si no se rompen nunca sabríamos los limites. Es un juego apasionante.
Os lo recomiendo. Es un pasatiempo admirable. Mi preferido. Solo tienes que ver los hilos, aprender a mirarlos. Búscalos, porque están ahi. Simplemente alarga la mano y siéntelo. Observa como tiembla tu mundo cuando tiras de cada uno de ellos. Y mira las reacciones de las personas a las que te unen.
Si no lo encuentras es que no sabes lo que son. Te lo explicare de otra manera. Entre tu y cada persona con la que interactuas existe un hilo. Un hilo que os une y os afecta. Cada cosa que hagas influirá en ella. Causará una reacción. Depende de lo que hagas con él, ese hilo se fortalecerá, se romperá o se olvidará.
Aquí, aquí tienes un hilo, el mio. Tira, prueba, experimenta. No hay nada que perder, salvo obsesionarte, y que se te vaya la vida en ello. Pero, ¿acaso tienes algo mejor que hacer?
Que te diviertas...
Cucu...
¿Y que mas da si me repito?
¿No puedo uno esparcirse en su regodeo,
como un cerdo en sus heces? Heces. Mierda. No nos andemos con
formalismos. El mundo esta lleno. Uno de sus muchos cánceres.
Formalismos y caca. Suena tan rotundo que a uno se le quitan las
ganas de seguir escribiendo. Pero no, esto es mayor que las ganas.
Un gran poeta me dijo una vez que no
intentase explicar el porqué escribo. Que uno nunca tiene que dar
razones para hacer lo que le guste. También se que uno nunca tiene
que tomar consejos que le anulen, así que que le den, a él y a
cualquier buen consejo. Que aburrido sería el mundo si tomásemos
todos los consejos sabios y desoyésemos a las vocecitas psicópatas
que nos acompañan. No habría botellas vacías, ni sangre en las
toallas.
Pues si, con sangre o sin ella, escribo
por que lo necesito. Porque escuece el anularse. Y no escribir es
justamente eso. No hablar, y quedarse callado cuando las vocecitas gritan.
No hay que escandalizar más de lo necesario, pero al menos seguir
escandalizándose a uno mismo. Esparcirse, y volver con ello a las
heces. No hay mayor satisfacción que comer, con hambre, beber con
sed, follar con ganas, y escribir revolviéndose en tu propia mierda.
Y si eres capaz de verlo así la
inspiración es infinita. Por mucho que te repitas, la mierda siempre
huele mal, que es lo mismo que decir que sigue teniendo fuerza. Y
quien diga que la pituitaria se acostumbra que abra los pulmones y
meta la cabeza en el retrete. Quizás tras las arcadas y la
reverberación le vengan los sueños de niño. La inocencia.
Arrugas. No las mias, pero si de los
que me rodean. Arrugas y piel marchita. Si miras de cerca parece que
pudieses reconstruirla y imaginártela tersa y limpia, y luego miras a
los ojos, allá donde la piel se abre, y ves en ese brillo todo lo que han
vivido, los ojos y la piel, y las arrugas, y los recuerdos, y las
cicatrices y las maldices y las odias y las quieres y las lloras. A
todas y cada una. Una y mil veces. Porque tu propia piel, se
convierte en un pliego escrito por tu asesino. Ves su firma, en todo
cuanto tienes. Ves en él en todo lo que tienes, y todo lo que te
ha quitado.
Si, tiempo y mierda. Otra gran pareja.
Esta supera a la anterior. El binomio perfecto. Y tu en medio,
abrazado por uno y huyendo del otro, indistintamente. Y de pronto
suena una canción que todo lo trasloca, y te sumerge en la contraria.
Como el gato y el ratón. Y así es como tiene que ser. Ejes de coordenadas. Mierda X, tiempo Y.
Y yo necesito una cerveza, para
ahuyentarme del tiempo y volver a la mierda. O quizás sea para todo
lo contrario. Depende de la canción. Lo que si que sé, es que
necesito una cerveza. La ginebra me cansa y el vino me duerme. Es
como el sol, que te quema, y te entumece. Sudas y te pelas, y luego
con la sangre nueva, sale la piel, y te vuelves suave, y al final de
tus días te detectan un cancer de próstata que no termina de tener
ningún conexión con nada de lo anterior.
Faltan finales ridículos. Y principios más clásicos.
Erase una vez, un principito que mato a una princesa por tener una risa fea. Fin.
Faltan finales ridículos. Y principios más clásicos.
Erase una vez, un principito que mato a una princesa por tener una risa fea. Fin.
Pero la risa seguía, aún es sus
pesadillas, y el limpia pino con el que se enceraba la mesa nublaba
el juicio del pobre príncipe, así que dejo sus quehaceres por un
minuto y fue a la nevera a buscar un elixir de la verdad, procedente
de México, pero comprado en un puerto franco en Malasia, pero de
camino se tropezó con el pareo indio, y se abrió la cabeza contra un
escalón de madera de teca indonesia, en unas islas en Tailandia...
Maldita globalización. No hay quien cuente una historia hoy en día.
Despropósitos y despropósitos. Anestesia para el aburrimiento. Aburrimiento. El
mío. Pobre de ti. Para el tuyo esto debe ser doloroso. Como decían:
deja a 10 monos con una maquina de escribir y escribirán un nuevo Macbeth. Bueno, yo soy uno de los nueve monos que no lo logró.
Llamarme loco, o simplemente decir que
no tengo gusto, pero yo encuentro algo mágico en la incongruencia
descriptiva. No. Si estáis esperando que explique lo que acabo de
decir, perder toda fe. Como mucho os pondré es un par de ejemplos.
Incongruencia descriptiva son los viejos en miniatura que se ríen de la protagonista al final de Muholland
Drive, o ... Mejor pensado, puede que con un ejemplo baste.
...Tras
...Tras
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