jueves, 20 de marzo de 2014

Cucu...

¿Y que mas da si me repito?

¿No puedo uno esparcirse en su regodeo, como un cerdo en sus heces? Heces. Mierda. No nos andemos con formalismos. El mundo esta lleno. Uno de sus muchos cánceres. Formalismos y caca. Suena tan rotundo que a uno se le quitan las ganas de seguir escribiendo. Pero no, esto es mayor que las ganas.

Un gran poeta me dijo una vez que no intentase explicar el porqué escribo. Que uno nunca tiene que dar razones para hacer lo que le guste. También se que uno nunca tiene que tomar consejos que le anulen, así que que le den, a él y a cualquier buen consejo. Que aburrido sería el mundo si tomásemos todos los consejos sabios y desoyésemos a las vocecitas psicópatas que nos acompañan. No habría botellas vacías, ni sangre en las toallas.

Pues si, con sangre o sin ella, escribo por que lo necesito. Porque escuece el anularse. Y no escribir es justamente eso. No hablar, y quedarse callado cuando las vocecitas gritan. No hay que escandalizar más de lo necesario, pero al menos seguir escandalizándose a uno mismo. Esparcirse, y volver con ello a las heces. No hay mayor satisfacción que comer, con hambre, beber con sed, follar con ganas, y escribir revolviéndose en tu propia mierda.

Y si eres capaz de verlo así la inspiración es infinita. Por mucho que te repitas, la mierda siempre huele mal, que es lo mismo que decir que sigue teniendo fuerza. Y quien diga que la pituitaria se acostumbra que abra los pulmones y meta la cabeza en el retrete. Quizás tras las arcadas y la reverberación le vengan los sueños de niño. La inocencia. 

Arrugas. No las mias, pero si de los que me rodean. Arrugas y piel marchita. Si miras de cerca parece que pudieses reconstruirla y imaginártela tersa y limpia, y luego miras a los ojos, allá donde la piel se abre, y ves en ese brillo todo lo que han vivido, los ojos y la piel, y las arrugas, y los recuerdos, y las cicatrices y las maldices y las odias y las quieres y las lloras. A todas y cada una. Una y mil veces. Porque tu propia piel, se convierte en un pliego escrito por tu asesino. Ves su firma, en todo cuanto tienes. Ves en él en todo lo que tienes, y todo lo que te ha quitado.

Si, tiempo y mierda. Otra gran pareja. Esta supera a la anterior. El binomio perfecto. Y tu en medio, abrazado por uno y huyendo del otro, indistintamente. Y de pronto suena una canción que todo lo trasloca, y te sumerge en la contraria. Como el gato y el ratón. Y así es como tiene que ser. Ejes de coordenadas. Mierda X, tiempo Y.

Y yo necesito una cerveza, para ahuyentarme del tiempo y volver a la mierda. O quizás sea para todo lo contrario. Depende de la canción. Lo que si que sé, es que necesito una cerveza. La ginebra me cansa y el vino me duerme. Es como el sol, que te quema, y te entumece. Sudas y te pelas, y luego con la sangre nueva, sale la piel, y te vuelves suave, y al final de tus días te detectan un cancer de próstata que no termina de tener ningún conexión con nada de lo anterior.

Faltan finales ridículos. Y principios más clásicos.

Erase una vez, un principito que mato a una princesa por tener una risa fea. Fin.

Pero la risa seguía, aún es sus pesadillas, y el limpia pino con el que se enceraba la mesa nublaba el juicio del pobre príncipe, así que dejo sus quehaceres por un minuto y fue a la nevera a buscar un elixir de la verdad, procedente de México, pero comprado en un puerto franco en Malasia, pero de camino se tropezó con el pareo indio, y se abrió la cabeza contra un escalón de madera de teca indonesia, en unas islas en Tailandia... 

Maldita globalización. No hay quien cuente una historia hoy en día. Despropósitos y despropósitos. Anestesia para el aburrimiento. Aburrimiento. El mío. Pobre de ti. Para el tuyo esto debe ser doloroso. Como decían: deja a 10 monos con una maquina de escribir y escribirán un nuevo Macbeth. Bueno, yo soy uno de los nueve monos que no lo logró.

Llamarme loco, o simplemente decir que no tengo gusto, pero yo encuentro algo mágico en la incongruencia descriptiva. No. Si estáis esperando que explique lo que acabo de decir, perder toda fe. Como mucho os pondré es un par de ejemplos. Incongruencia descriptiva son los viejos en miniatura que se ríen de la protagonista al final de Muholland Drive, o ... Mejor pensado, puede que con un ejemplo baste.

...Tras


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