Es como el cuadro.
Intenso.
Demasiado para la mayoría.
Necesario para el resto.
Para los adictos.
Para los que buscamos el siguiente vicio donde caer.
Estados de ánimo
extremos,
para salir de una vida obcecada en las pautas.
Demasiada cautela.
Que venga el caos
y el frenesí.
Toda una vida
dedicada a no hacer nada.
La nada como objetivo.
La nada como un todo.
Me niego. Me revelo. No hay tiempo para tenerle miedo al desenfreno. Es el desenfreno lo único que nos mantiene vivos. No. Dejarme vivir. A mi ritmo. Extremadamente rápido y acojonantemente lento. Tanto que hace que por un ratito el tiempo se pare y sea realmente mío. Por una vez, mío...
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