Un vaso fino y el sol de la tarde en mi cara. Recuerdos de una época donde esto me llenaba. Donde se me daba bien abrazar la falta. Ahora, la falta no es poética. Solo es falta.
El tiempo de descubrir quedo atrás. Este es el tiempo de asumir. El de afrontar unas consecuencias, que pensaba que no terminarían de llegar. Ahora, el sol pica distinto y la falta es real. Ya no es ese sentimiento que te haga estar vivo. Simplemente es lo que queda cuando no queda nada.
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