Un horizonte tomado por brillos distantes,
recoge el relevo cedido por el sol.
Luces turbias.
En su reflejo ondula
mi angosto malestar.
Tímidas, arrojan sombra
sobre las flaquezas de la mente.
Dispersas, agitan la bruma que el mar genera,
llenando de dudas mi atormentado ser.
Todo lo que un día dejé atrás, no ha vuelto. Si lo he perdido, o nunca estuvo ahí, no lo sé. La vida que creía tener se reduce en escasos momentos, y los recuerdos que en mi dejaron. No hay más. Me siento como un eterno viajero, que nada tengo donde voy, y poco traigo de donde vengo. Solo me acompaña lo puesto, lo vivido, y lo sentido. Más allá de estas lineas, me aguarda esa vida que creí tener. Un vacío duro de asumir, e imposible de llenar. No tengo nada...