martes, 22 de junio de 2010

Luceros...

Y una vez más,
son tus ojos.

Nublan la razón.
Alicatan mi juicio.
Los maldigo
y los vuelvo a maldecir.

Tus ojos.
Dadores de vida,
inspiran facetas olvidadas.
Me hacen soñar,
para encontrarme
de nuevo solo,
al despertar.

Tus ojos.
Alas de barro.
Como Ícaro,
mi destino es caer.

Pobre infeliz.
Lucho una guerra,
que el tiempo ya ganó.

1 comentario:

Anónimo dijo...

me gustaría ver esos ojos de los que tanto hablas, qué tienen para suscitar tremendo impacto en tu persona?