viernes, 9 de julio de 2010
Otra noche fuera...
Y es, hasta que no vuelvo a casa, y escucho esas rechonchas patas repicar contra el parqué, que no me siento a salvo de tanta obscenidad formal. Mercado de apariencia, en el que se vende el alma, aún cuando crees que solo hay carne en la permuta. Sé que no soy mejor que ellos, sin embargo algo hace que repudie el torpor donde se refugian. Algo que me impide sentirme bien, rodeado de tanta fachada, y tan poco sentimiento. No soy mejor que ellos, pero sin duda soy distinto.
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