Huele a verano pero sabe a olvido.
El sake no marida con la música
ni con los pensamientos.
Nada lo hace.
Entropía de recuerdos y sensaciones.
Todos dispares,
todas absurdas.
Si. Así huele el verano
cuando se escapa.
Cuando te abandona, en la cuneta
cuando se escapa.
Cuando te abandona, en la cuneta
con un corte de mangas
y un hatillo lleno de batallas malogradas.
Un sinfín de amaneceres
me envenenan.
me envenenan.
Inconsciencia
infecta y podrida.
Maldita moral laxa.
Maldita conciencia pétrea.
Distintas caras
de un mismo fantasma errante.
Corazón de madera,
como los búfalos.
Como Otelo.
Como la madre que parió al escepticismo
y al pensamiento esquivo.
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