domingo, 30 de agosto de 2015

Noches de soma...

Calor y césped mojado.
Huele a verano pero sabe a olvido.
El sake no marida con la música 
ni con los pensamientos. 
Nada lo hace. 
Entropía de recuerdos y sensaciones. 
Todos dispares, 
todas absurdas. 

Si. Así huele el verano
cuando se escapa.
Cuando te abandona, en la cuneta
con un corte de mangas
y un hatillo lleno de batallas malogradas.
Un sinfín de amaneceres
me envenenan.

Inconsciencia 
infecta y podrida. 
Maldita moral laxa.
Maldita conciencia pétrea. 
Distintas caras 
de un mismo fantasma errante.

Corazón de madera,
como los búfalos. 
Como Otelo. 
Como la madre que parió al escepticismo
y al pensamiento esquivo.

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