Cae la noche
y la vista,
se pierde por la ventana.
Pero entre las sombras,
algo me sorprende.
Unos ojos,
cansados,
tras una cara de niño.
Un reflejo
que dice tanto...
Ruinas
desprendidas
se plasman en el cristal,
y el excepticismo
se tinta de melancolía.
Con cada parpadeo,
un destello.
Tantas historias...
Y entre todas,
una.
Su historia.
Mi historia...
Unos ojos
que ven mejor
cerrados.
domingo, 24 de enero de 2010
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