Cansado de reinventarme cada día. De buscar una nueva razón para levantarme cada mañana. Harto de mis cambios de ánimo. Mareado de la deriva emocional por la que deambulo. Cansado. Tan cansado.
Temo a la euforia. Se lo que viene después. Viene esto. El sin sentido. La pared blanca, y los pensamientos negros. El rincón donde me agazapo y me tapo los oídos. Quiero huir de todo lo que es ajeno. Quiero no tener que buscar razones. Quiero que las cosas tengan sentido sin que yo tenga que dárselo.
Yo también sueño con esa orilla.
También yo huyo de los cristales rotos.
Y ese piano,
que todo lo abarca.
Huele a libros y a trascendencia.
Salitre en la garganta
y musgo en el corazón.
Verde.
Muy verde.
lunes, 2 de septiembre de 2013
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