lunes, 25 de noviembre de 2013

Canogar o El arte de pelar una granada...

Sabe a rayos. Debería de volver a la tienda y descuartizar al dependiente muy despacio. O aún mejor, hacérselo beber. El oso macabro de la etiqueta se ríe de mi. ¿Quien en su sano juicio, pone una oso de peluche en una botella de licor japonés? Si. Sé lo que estáis pensando: ¿Y quien cojones la compra?

Sea como sea, no tengo gasolina para el cerebro. Este jodido matarratas no despierta en mi ninguna musa confusa. No hay rastro de esa verborrea mental a la que tan placidamente me arrastra el sake.

Es noche ya.
Llueve y estoy solo en casa.
Tan solo, como en los viejos tiempos.
En los buenos,
cuando la distancia parecía algo salvable.

Manos rojas, y soledad buena. Una combinación difícil de superar. Lluvia y viento en el ventanal. La torre de Tokyo empapa las gotas de un naranjo eléctrico. Todo brilla bajo una luz de burdel barato. Esa misma luz recorre el suelo de mi casa hasta encontrarse con una pared de hormigón. Hormigón pulido, visto, hermoso, rotundo, sencillo, plano, vibrante, recio ... frío.

Falta el cuadro.
En su lugar, solo está la tabla de madera que hacía de marco.
Aún quedan restos de cinta adhesiva
pero los tenues reflejos que se cuelan por la ventana
apenas permite distinguirlos.
No importa.
El espacio es todo lo que tiene que ser,
y como consecuencia, yo a su vez,
soy todo lo que tengo que ser.

En una noche como hoy,
Ian es.

En una noche como hoy,
Ian es
todo lo que en la noche de hoy tiene que ser.
Y aunque suene a perogrullo, no es poco.

Hace un rato, con las manos rojas de desgranar una granada, he visto con claridad una luz que debería de acompañarme en los años venideros. Era una luz de gratitud. Una luz que me decía que aparte de vanagloriar y atesorar mis vivencias como expatriado, tengo que estar feliz y orgulloso de poner un punto final a esto. Que pese a mis locuras transitorias, mi visión radical y mi mente voluble, habrá una vuelta.

 Supongo que lo que quiero decir, es que tengo que estar contento de no haberme terminado de perder. De que al final, encontré el camino de vuelta a casa.

1 comentario:

mutty dijo...

un lágrima!!!