domingo, 20 de mayo de 2018

Diógenes...

Unas puertas se cierran y otras se abren. 
Pero sólo para los que viven en el presente. 
Yo miro las puertas cerradas, como un perro 
esperando a que su dueño muerto vuelva del trabajo. 

Ellas no están muertas, 
pero no abrirán la puerta. 
No a mi. 
No al perro. 

Y las puertas se abren a mi espalda, 
pero yo no las veo. 
No las miro.
No las quiero. 

Quiero mi puerta. 
La suya.
Adoro esa jodida puerta. 
Prefiero ese portal 
a cualquier cama. 

No hay comentarios: