jueves, 19 de febrero de 2015

"El arte de acostumbrarse" o "Como mancillar lo sublime"...

Pisa la primavera. Arranca flores y mastica con la boca abierta en el momento álgido de la película.

Vuelven los macarrones con tomates. Yo los maldigo.
-Si te gustan los macarrones con tomate, no los comas todos los días... - Ya.  Menuda jilipollez. De ahí hay un paso a apagar cigarros en tu antebrazo.

Cómelos, y haz de ellos una religión. Vive en comunión con ellos, y aprecia cada momento, hasta que ese fatídico día en el que se pierde la ilusión llegue. Entonces, simplemente haz las maletas y vete.

No habrá nada que explicar. Si ha sido reciproco, lo entenderá. Salvando el recuerdo se salva el alma. Si te quedas, te envenenas. Te condenas. A ti y a ella. A los macarrones y a los pájaros que cantan por la mañana.

No hay nada detrás del declive, solo una vida entera que no merece ser vivida. Aguantada, soportada y sufrida por una falsa moralidad que acaba calando sobre tu consciencia.

Mierda cae y tu debajo, sonriendo porque tienes paraguas.