Quitar las palabras.
Dejar paso a los sentimientos.
Que entren todos.
En tromba.
Como un remolino que te alza a las alturas de lo eterno.
Allí arriba, donde el sol ilumina los rostros
de las mentes nobles que dieron nombre a la vida.
Donde se escribieron las bandas sonoras
del amor y el llanto.
Dejar que los sentimientos os hagan suyos. Dejaros llevar. Convertiros en un títere de la fugacidad y el declive. Porque habrá un declive. Habrá un declive y habrá un final, pero ¿a quien le importa el más allá?
Tu cuerpo perecerá y se consumirá para dar vida a nuevos sueños. Pero tu alma...
Tu alma desenfrenada e inquieta, perdurará siempre en la cresta de la ola.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario