Ya no me dejo crecer. Para crecer hay que estar mal. Hay que encerrarse y asumir. Hay que estar muy cerca de la soledad. De la introspección. ¿Quien me iba a decir que yo, después de tanto defender el camino de la autoexploración me hubiese vuelto un cobarde? Un vividor, que aceptaría cualquier plan antes que quedarse solo con sus fantasmas. Abajo con eso.
Cierra tu abanico. Vuelve a las bases. A ti mismo. Nunca serás el de antaño. Has cambiado. Has vivido. De eso se trata. Ahora explórate. Abraza a la persona que eres. Escúchala, y si lo que oyes no te gusta vuelve a cambiarla, como ya hiciste antaño. No tengas miedo de volver a empezar. Porque por desgracia ya has aprendido que la única forma que conoces de ser feliz es queriéndote a ti mismo. Ya que eres incapaz de querer a alguien tanto como para entregarte, al menos, aprende a quererte otra vez. No tengas miedo. Y lo más difícil, no tengas prisa...
viernes, 10 de febrero de 2017
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