viernes, 17 de noviembre de 2017

Capuletos y Montescos...

La adversidad como telón de fondo.
Nos repartimos los recuerdos.

Míos son
tu voz y tu rostro.
La sombra de tu alegría.
El desafío de sentir,
la piel más suave,
la carne
trémula.
El abrazo de la mañana.
Tu sonrisa ciega,
y la memoria
de una ilusión eterna.

Para ti,
mi mejor yo.
Ese que sacaste de mi.
El que creaste
de donde solo había malestar
y ego.
Ese es,
y siempre será
tuyo.


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