domingo, 19 de noviembre de 2017

Sanseviera...

A primera vista todo sigue igual. Pero sólo hace falta un momento para entender que no es así. Todo ha cambiado. No hay migas de galleta en el sillón, los armarios están cerrados y no hay pelos en el baño. La casa está muerta. Sin vida. La planta me mira y no entiende. Y yo no se que decirla.

Son los detalles los que enriquecen la vida. Las pequeñas cosas. Ésas que en el día a día pasan desapercibidas y sólo echas de menos cuando no están. Las cosas que me hacían disfrutar, ahora las aborrezco. No es lo mismo si no lo compartes y duele con solo pensarlo. Las cosas que antes me sacaban de quicio ahora las extraño. Jamás pensé que se podía echar de menos los ronquidos...

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