Blandito.
Muy blandito.
Plateresco incluso.
El de Juan Ramón Jiménez. Nada que ver con el gótico.
Blandito y torpe,
todo me llega.
Todo me afecta y me cansa.
Todo deja una huella en mi frágil estado.
Doblado pero no roto.
No exploto.
Solo me arrugo y me encojo.
No hay rastro de esa chulería. Ni un atisbo de arrogancia. Ni siquiera un poco de esa prepotencia desquiciante. Se fueron todos, desfilando. Aquí solo queda una sombra vaga y mustia que intenta pasar desapercibida. Escondida de los demás. Incluso de mi mismo. Especialmente de mi mismo. De mis propios reproches. Me escondo para no sentir más. Para no seguir menguando.
Necesito irme a pescar con el bueno de Chris.
"But you know what they say. Everyday gets a little easier..."
viernes, 24 de noviembre de 2017
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