Frío. Otra vez el puto frío. No hay quien lo aguante. Da igual lo que haga para luchar contra él. Mi casa parece un horno de fundición, pero nada parece alejar esa sensación de abandono.
Solía disfrutar de estas tardes de frío, acurrucado en el calor de un abrazo. Y sin embargo, a esto hemos llegado. La calefacción a toda pastilla. Iberdrola encantada. Yo pocho.
Sigo pocho. Pocho por dentro. Delgado por fuera. Más intoxicado. Más tocado. Cucú.... ¿Alguien vuela por ahí arriba? No creo. Ni siquiera los grajos vuelan con este frío. Ni alto ni bajo. Tan solo un par de buitres saltan de carcasa en carcasa. Pero están todas huecas ya. Nada que rebañar. Solo pellejo. Ya me encargué de dejarlas bien secas. Ni un poquito para la ilusión.
¿Cucú? Como una chota...
-Buscar. Buscar mejor que algo quedará. Sino quedase nada,. ¿Qué hago todavía respirando? Y es que, si no hubiese un mínimo de ilusión. ¿Qué me frena a saltar por el hueco de la escalera?
-Quizás que solo sea un primero, y ya estoy suficientemente tullido.
Más allá de seguir autolesionándome, no conseguiría nada. No estaría más lejos de esta silla. De esta vida. De esta mierda que tanto me ofusco en plantar a mi alrededor. Allá por donde paso... Siembro oleadas de soledad y desasosiego. Un germen. Un asco...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario