martes, 19 de diciembre de 2017

Placeres lentos...

Una cruzada contra la perseverancia.
Los placeres lentos maridan con la parsimonia,
con la dejadez y la observación.
Un arte ligado
a la capacidad de aceptar.
De estar sin estar.

¿Budismo?
Para el que quiera.
Hay religiones para todos los gustos.
O mejor dicho,
para todas las necesidades.

La mía es la de sacar la cabeza del tiesto de vez en cuando y disfrutar de momentos furtivos. Sin que nadie se dé cuenta, me dejo caer, por un pequeño bulevar que solo yo sé donde está. Mi cerebro se reclina y se apoya en el bulbo raquídeo, dejando hueco en la corteza frontal para que pueda entrar cualquier cosa que flote alrededor.

Ian se va.
Ian se fue.
Ian ya no está...

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